—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

El descanso de don Faustino (1)

versión
completa

Don Faustino había estado preparando los temas escolares a impartir durante la siguiente semana. Incipiente sexagenario, don Faustino era ahora profesor del primer ciclo de la ESO en uno de los institutos de Mospintoles.

Era una persona muy querida en la localidad. Sus exalumnos guardaban un recuerdo entrañable de don Faustino. Y era querido por sus alumnos actuales. Es más, los alumnos de Primaria anhelaban que les tocara don Faustino de tutor en su traslado al IES.

Podríamos decir que don Faustino era en sí mismo una institución, incluso venerado por los padres de sus alumnos.

» Al día siguiente era lunes y don Faustino disfrutaba madrugando los lunes.

Entre sus compañeros también despertaba simpatías aunque no tantas adhesiones. Los tiras y aflojas propios de la profesión le habían granjeado alguna que otra crítica. Pero podemos decir que era respetado por toda la comunidad docente dada su demostrada integridad.

Había sido director durante muchos años. Cansado de batallar con los obtusos burócratas que rigen los destinos escolares había conseguido, no sin trabajo, ceder las labores directivas para las que no se sentía especialmente dotado: plegar la cerviz constantemente era agotador.

Don Faustino era uno de esos profesores vocacionales, y ahora que por fin había conseguido alejarse de los papeleos del centro gozaba impartiendo su saber entre los jóvenes mospintoleños.

Le gustaba prepararse los temas quincenal y hasta mensualmente. Pero durante aquellos días en los que se acercaba el periodo vacacional, y con casi todo el temario concluido, había dedicado el fin de semana a preparar sus clases de los próximos cinco días.

No había sido cosa fácil, y un enorme trabajo de investigación le había tenido ocupado todo el fin de semana sin salir de su casa, utilizando la Internet hasta bien entrada la madrugada.

Le hubiera gustado acudir al estadio donde el Rayo de Mospintoles se jugaba el ascenso. Más que a animar al equipo o a ver el juego desplegado, su pasión era observar el comportamiento humano en situaciones casi irrepetibles. Y el ascenso a la segunda división hubiera sido una ocasión única para conocer a sus vecinos.

El estadio le quedaba a unos diez minutos de caminata, deporte éste del que gustaba practicar don Faustino en compañía de algún amigo que propiciara buena conversación.

Pero eran ya las once de la noche y don Faustino decidió acostarse para recuperar parte del sueño empleado estos días atrás. Al día siguiente era lunes y don Faustino disfrutaba madrugando los lunes. Siempre decía a los críos que el lunes era su día preferido.

(Continuará…)