—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

Histeria de Expaña (1)

[En 4 entregas diarias]

Don Faustino entró en el aula para impartir su clase de Historia Actual, un fragmento de asignatura elevada a la categoría de asignatura anual parida por los políticos para que los críos entendieran algo de esta España cada día más devaluada, más atomizada, más decadente y más deprimente. Historia Actual…, otro oxímoron más en lo que quedaba de este país desquiciado que venía a sumarse a monarquía parlamentaria y a deporte profesional.

Era la primera clase de la mañana de un día tibio: ni llovía ni hacía sol. A decir verdad don Faustino no podría explicar con exactitud qué día hacía en el exterior. Sólo percibía una luz tenue, difusa, suficiente para impartir su docencia. Se encontraba como en una nube, flotando en una grata calidez, sin llegar a sudar, pero como a punto de marearse; encontrábase como etéreo, incorpóreo. Posiblemente tuviera algo que ver con los cambios que había introducido recientemente en su dieta. Nada de proteínas de origen animal para cenar: ni huevos, ni leche, ni carnes ni pescado.

» Notaba como que algo se le iba de la mente, o quizá es que algo se le estuviera yendo de las manos, pero en ese momento no era capaz de pararse a reflexionar sobre sus actos.

El caso es que se encontraba raro, como si estuviera cabreado, sin llegar a estar de mal humor, pero como resentido con algo. Quizá la medicación, mínima, que había comenzado a tomar últimamente para conciliar el sueño, confabulándose con unas pastillas que venía tomando desde hacía tiempo para regular ciertas funciones internas tuviera algo que ver con su estado anímico. Su regreso a la política municipal le estaba dando más quebraderos de cabeza de los previstos en un principio. Y es posible que su actual aletargamiento, o decaimiento, fuera consecuencia de todo lo expresado anteriormente.

Tras saludar a los educandos, comenzó maquinalmente a impartir el temario.
—Hace unos años, tan sólo unos pocos años, pero a vosotros, que no habíais nacido aún, os parecerá toda una vida —la retranca sólo la pilló él—, la realidad social que nos rodeaba era muy distinta. Para empezar a poneros en situación os diré que no había teléfonos móviles…

Un murmullo esperado recorrió la clase, y don Faustino, sabedor de que algunos realmente se habían sorprendido mientras el resto afirmaría que sus padres ya les habían puesto en antecedentes, aguardó pacientemente a que se extinguiera el rumor.
—Tampoco había consolas de videojuegos portátiles, ni DVD, ni siquiera CD, y la información para los ordenadores y la música, e incluso las películas, se almacenaban en casetes, que eran unas bobinas de una cinta magnetizada que iba dentro de una cajita de plástico que el aparato reproductor abría para ir desenrollando el carrete y leer bites, notas o la secuencia de imágenes fijas.

El murmullo había vuelto de la que el profe mencionó las casetes, pero, conocedor de las tácticas docentes, bajó la voz y prosiguió la charla, de manera que los muchachos acallaron esta vez el rumor casi inmediatamente mientras él extendía su discurso de forma innecesaria para que los últimos chicos en volver a prestar atención no se perdieran realmente nada importante. Por alguna razón don Faustino no podía fijar la vista en ninguno de sus alumnos. No veía a ninguno en particular, y no era capaz de fijar su mirada en los ojos de ninguno. Su cabeza, y su ser, iba y venía, iba y venía. Al silenciarse el runrún el profesor debió haber alzado la voz, pero, incapaz de corregirse, continuó hablando en voz baja, y lo hacía más para sí que para los muchachos. Notaba como que algo se le iba de la mente, o quizá es que algo se le estuviera yendo de las manos, pero en ese momento no era capaz de pararse a reflexionar sobre sus actos.

Don Faustino continuaba en una nube, bajo un sopor difícil de contrarrestar y más complicado aún de explicar. Nunca se había drogado, y bebía alcohol de forma moderada… algunos vasos de vino que caían cuando cenaba en el Asador Castilla en compañía de sus buenos amigos Ricardo y Manolo era casi todo el alcohol que ingería.

[Continuará…]

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  1. Pingback - Histeria de Expaña – Nube de relatos — 26 26+01:00 octubre 26+01:00 2017 #

    […] EDITO: 11.09.2017 Dado el cariz que están tomando los acontecimientos políticos en España con motivo del referéndum independentista catalán que tendrá lugar dentro de tres semanas, el 1-O, nos habéis pedido que publiquemos nuestro cuento “Histeria de Expaña” en formato HTML a fin de que llegue a más personas. Sin que sea un precedente, aquí lo tenéis (os recordamos que es un cuento publicado en 2013 en Crónicas (deportivas) de Mospintoles). […]

  2. Pingback - Histeria de Expaña – Qué cuento — 4 04+01:00 noviembre 04+01:00 2018 #

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