(Lee la entrega anterior) |
Cuando la policía interrogó a Juana y Julián llegó muy pronto a la conclusión de que el matrimonio no tenía nada que ver con el doble crimen. El niño fue entregado a un centro de acogida de menores en espera de la aparición de familiares cercanos que nunca llegaron porque sobre el suceso cayó pronto una profunda capa de olvido. El hecho de que había sido un ajuste de cuentas o una venganza por motivos políticos debió impedir que nadie de la comunidad ruso-española quisiera hacerse cargo del niño. Sólo nuestro matrimonio de mospintoleños estuvo interesado desde el primer momento y en cuanto les fue posible solicitaron que les fuese concedida la custodia de Sergey, aunque les dijeron que el asunto podría ir para largo. Ya se sabe cómo es la burocracia en un país de mente tan funcionarial como el español.
- Escrito por Cogollo, publicado a las 11:30 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)