—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

Si no me lo concedes, no te los desato (y 5)

(Lee la entrega anterior)

Inma miraba a uno y a otro. Aquellos eran sus dos hombres. Aún le quedaba desdecirse de la otra mentira que le dijera a Piquito, pero todo llegaría. Lo primero era su salud, luego el maldito y bendito Rayo. De conocer la plegaria a San Cucufato, a él se habría encomendado.

«…Que den pronto con la solución para esta nueva prueba a la que me enfrento…», pensó Inma.

» ~Tengo trabajo en España… Me quedaré aquí hasta que se me acuse formalmente. Luego… cuento con usted y con su discreción.

«…Que me salgan bien las cosas de una puta vez…», estaba pensando Piquito.

Lejos de allí, López deseaba en la soledad de su casa: «…Que subamos a primera este año…».

«…Que Metzger dé con la solución para recomponer al equipo…», era el deseo, en aquellos mismos momentos, de Jonás el capitán.

¿Y Metzger? ¿Qué deseos tenía Metzger para San Cucufato? En aquel instante sonó el móvil del nuevo míster del Rayo y, viendo el número desde el que le llamaban, se excusó con Inma y Piquito porque tendría que hablar en alemán:

~Metzger, ¿ja?

La conversación que siguió transcurrió íntegramente en el idioma vernáculo del míster, pero vamos a transcribirla para nuestros lectores:

~Herr Metzger, Herr Dunkel desea hablar con usted. Le paso… No cuelgue, por favor…

Y tras unos segundos:

~Herr Metzger, lamento molestarle para transmitirle malas noticias. Lo que quedaba del cuerpo de Nazim, el administrador de su cadena de zapaterías, ha aparecido… Fue asesinado; y usted es el principal sospechoso.

~Llevo meses en España, y de Siegburg he venido directamente a Madrid… ¿De qué se me puede acusar?

~De momento de nada, pero le acusarán de asesinato, Herr Metzger. Datan la fecha del asesinato en mayo del año pasado. Junto al cuerpo han aparecido los libros de contabilidad que faltaban.

~¿Cuándo se formalizará la acusación?

~No hay una fecha… La INTERPOL trabaja en el caso y no quieren cometer un error. Quizá antes de quince días. La Policía Científica está reuniendo pruebas.

~Gracias por llamar, Herr Dunkel.

~¿Qué piensa hacer, Herr Metzger?

~Tengo trabajo en España… Me quedaré aquí hasta que se me acuse formalmente. Luego… cuento con usted y con su discreción.

~Tiene usted mi palabra, Herr Metzger. Quedamos a su disposición.

Cuando Metzger colgó el teléfono, de conocer la leyenda, sí que hubiera tenido un deseo para San Cucufato: «…Que salga de ésta…».