—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

En los Talleres Matute (y 4)

(Lee la entrega anterior)

»—Gracias por preocuparte tanto por mí. Eso es lo que os falta, saber estar, saber comportaros como gente normal y corriente. Siempre los mayores follones entre los dos equipos han tenido lugar en el campo del Barcelona.
»—Bah, no se puede hablar contigo. Y que conste que yo te defendería, eh…
»—Pues hablando de tortas, papurri, tú ten cuidado porque, por si no lo sabes, vives en una ciudad madrileña… y por aquí los barceloninos como que no están muy bien vistos…

» ¿Qué tal la salud del Ferrari de don Faustino?

» Menos la gripe A, tiene todas las enfermedades del mundo.

—Ya ve, don Faustino, esas son el tipo de charlas que suelo tener con mi hijo desde hace un par de años, en que empezó a razonar un poco con eso de la edad. Claro que peor es cuando le pido que estudie o que me ayude a preparar la cena. Por mí se lo prestaba durante una semanita para que usted lo enderezara un poco…
—Don Sebas, aquí está el parte… —El Chispas, desde la puerta, hace señas de si puede pasar.
—Pasa, Juanmi. ¿Qué tal la salud del Ferrari de don Faustino?
—Menos la gripe A, tiene todas las enfermedades del mundo… —y guiñó un ojo al profesor—. Bueno, como está muy bien cuidado por su dueño, se curará rápido y bien. Yo creo que para mañana por la tarde ya lo tendrá como nuevo.
—Pues hala, —despidiéndolo con las manos— a seguir ganándote el pan, Chispas, que la faena es mucha y el tiempo poco…
—¡Hasta luego, don Faustino! Ah, y cuídese ese neumático… que ya sabe que de esa marca no hay repuestos…

Tras despedirse el Chispas, el viejo profesor firma la carta de reparación sin mirar apenas. Luego se levanta intentando disimular un poco que su pierna izquierda no le responde del todo.
—Buen chico el Juanmi. Se nota que pasó por sus manos, don Faustino. Es muy trabajador, responsable y está siempre de muy buen humor. Como casi todos los que andamos por aquí. ¿Comprende por qué regresar a casa a veces es un suplicio?
—Pues ya sabes, haz que tu casa sea como el taller. Que tu hijo sea como el Chispas, pues no creas que a su edad era muy diferente al Sergio, y que tu mujer…
—A María la metes en el taller y le da un patatús… Que no, don Faustino, que no, que si no fuera por el Barça y mi trabajo yo viviría muy “amargao”…
—La vida que es muy dura, Sebas…
—La verdad es que no me puedo quejar, qué leñe, pero como dice Manolo el del bar: si no me quejo ya no soy nadie…