—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

Ofertas de verano (2)

(Lee la entrega anterior)

—Me llamo Sebastián Matute, de Talleres Matute —le dijo el hombre tendiéndole la mano.

López se la estrechó y en aquel momento simpatizó con aquel tipo. Notó que era como él, un hombre franco, curtido en mil batallas, hecho a sí mismo. Conocía el negocio de Matute, pues pasaba a diario por delante. Tenía grandes posibilidades de expansión, y siempre le había sorprendido que aquellos talleres no fueran un concesionario. Sabía que el negocio de Matute gozaba de buena fama entre los mospintoleños.
—Conozco su negocio. A diario paso por delante, cuando voy a los campos de entrenamiento del Rayo… Bueno, del ayuntamiento —se excusó López sin saber por qué.

» Mientras largaba esa frase López ya había diseñado una estrategia.

Sebas rió la puntualización del empresario, y López se dio cuenta de que había hecho un chiste.
—¡Ahora en segunda! Habrá que reforzarse, López.

Aquel hombre se lo estaba poniendo en bandeja… Era lo que él esperaba para correr la voz. Y encima el propietario de un taller… El rumor estaría el miércoles por la mañana en todo Mospintoles. Pero debía aparentar cierta reserva si quería que el rumor cogiera cuerpo.
—Sí. Algo habrá que hacer.
—Pero no se puede esperar mucho. El comienzo de la temporada está a la vuelta de la esquina.
—Es cierto. Tenemos algo avanzado. Estamos tratando de incorporar un fichaje estrella. Esperemos que no se malogre la negociación.
—El Rayo va a necesitar algo más que un fichaje para luchar en segunda, López. Pero apostaría a que llevan tiempo trabajando en ello.
—La verdad es que sí. Tendríamos que remodelar la mitad del equipo. Han sido buenos jugadores en segunda B, pero el salto de calidad entre ambas categorías es muy grande. Creo que tenemos la responsabilidad de representar a Mospintoles lo más dignamente que podamos, y para ello nos vemos obligados a hacer un esfuerzo.
—Entonces serán unos cuantos fichajes…
—Serán unos cuantos, Matute. No lo dude —afirmó López pensado que todo le venía rodado.
—Lo lamento por los que salgan del equipo. La mayoría son chavales de aquí. Pero no puede haber nostalgias en los negocios.
—Tristemente el fútbol se ha convertido en un negocio, y así hay que afrontarlo si queremos triunfar.
—De momento habrá que convertir al Rayo en sociedad anónima…
—En ello estamos. Tenemos un equipo de profesionales trabajando en esa línea y queremos comenzar cuanto antes.
—Pues aquí tiene al primer accionista… En Talleres Matute estaremos orgullosos de ser los primeros en colaborar con nuestro Rayo.

A López se le achicaron imperceptiblemente los ojos, pero sonrió afablemente. Qué insolencia… El primer accionista iba a ser él mismo. Tanto en el montante como en la primicia. Era obvio que aquel tipo se refería a ser el primero en el tiempo. Y cogió al vuelo la propuesta.
—Se lo agradezco, Matute. Sin duda será una buena publicidad para su negocio. Nos prestaremos de buena gana a ello.

Mientras largaba esa frase López ya había diseñado una estrategia. Aparecería con Matute en sus talleres y ello debería servir de acicate a otras empresas para colaborar en la transformación en sociedad anónima. La buena fama del negocio de Matute contribuiría a ello.

En aquel instante llegó María Reina, que venía del ambigú del local.
—Veo que ya se conocen, señores.

López quedó extasiado nuevamente ante aquella beldad. Durante un momento que le pareció eterno no supo qué decir. Mientras duraba su indecisión María se acercó a Sebas y le dio un beso en la mejilla.

(Continuará…)