—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

Quid pro quo (2)

(Lee la entrega anterior)

Pero López era igual de ambicioso y su objetivo también pasaba por jugar en primera. Con o sin Piquito.
—La semana que viene nos sentaremos contigo y con tu representante. Vamos a hacerte una propuesta. Queremos garantías de que si el Rayo sube a primera tú sigas con nosotros. A día de hoy no se entendería al Rayo sin Piquito.
—Ni al Piquito sin el Rayo. No creo q’haiga problemas. Yo quiero jugar aquí. Y si usté quié subir al Rayo a primera, estamos to’s enchufaos en la misma onda.

» A López le hicieron gracia aquellas parrafadas de Piquito. Nunca le había oído intervenciones tan largas.

A López le pareció que Piquito empezaba a estar incómodo con esta conversación. Después de todo aquella no era la mesa de negociación.
—Estamos todos de acuerdo. Pasemos a mi despacho, Piquito. Nuestro crack ha venido a pedirnos un favor, Basáñez, y me temo que no estamos en situación de negarle nada —dijo López a su mano derecha guiñándole un ojo y sonriendo abiertamente—. Si no es por este hombre no estaríamos ahora en segunda. Se lo debemos todos.
—En mi opinión —repuso Basáñez— él se merecía ese hat-trick en ese partido. Ha hecho una temporada sensacional.

Piquito escuchaba divertido como le halagaban en tercera persona, como si no estuviera presente.
To’s nos merecimos l’ascenso. Hemos trabajao mucho to’s. Ustedes también. Han conseguío q’haiga mu’ buen rollo en el vestuario.

Piquito se despidió de Basáñez y pasaron al despacho de López.
—Tú me dirás, campeón. ¿Qué puedo hacer por ti?
Pos verá, señor López. M’han llamao pa’ ir a un chou a TeleMadrid este viernes. Y m’han dicho que vaya elegante. Y como no tengo traje he pensao que mejor me compro uno. Pero ahora no tengo dinero, ¿sabe? Mi madre mete to’ lo que gano a plazo fijo y no se pue’ sacar cuando a uno l’hace falta. Y he pensao que a lo mejor usté me pue’ dejar un dinero pa’ comprar uno y al mes que viene se lo devuelvo.

A López le hicieron gracia aquellas parrafadas de Piquito. Nunca le había oído intervenciones tan largas. Se permitió una carcajada sorda delante del chaval antes de contestar.
—Precisamente está Basáñez trabajando en la uniformidad del equipo para los desplazamientos de la próxima temporada. Y habíamos pensado que vestiría mucho que fuerais con un traje. Un traje de un corte especial, bastante deportivo si se puede decir así. Aunque suene contradictorio, un traje informal…

López hizo una pausa. Había hablado más para sí que para Piquito y se dio cuenta que el chaval no estaba siguiendo su exposición.
—Si quieres comprarte un traje, no sólo te prestaré el dinero, sino que me complacerá hacerte ese regalo. Es lo menos que puedo hacer por la estrella de mi equipo. Pero no sé si encontraremos un sastre que tenga el traje dispuesto para el viernes.
Pueh muchas gracias. Po’l sastre no se preocupe, porque los venden en El Corte Inglés ya pa’ llevárselo puesto. Había pensao comprarlo y salir vestío d’allí pa’ irme a TeleMadrid.

López comprobó que el chaval también hacía planes. Estaba dándose cuenta que las limitaciones expresivas de Piquito eran más bien aparentes, y que detrás de aquella cara juvenil había un cerebro pensante… aunque a su manera.
—Me parece bien. Quiero decirte algo más. Estamos también elaborando un código de conducta interna tanto para jugadores como para el personal técnico del Rayo. Tenemos que ser un equipo de verdad. Algo que queremos controlar es la imagen que vamos a dar todos del equipo. Habrá que cuidar tanto las apariciones en público como las declaraciones que hagamos.

(Continuará…)