—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

Quid pro quo (1)

versión
completa

López y Piquito subieron en el ascensor a la tercera planta. El empresario estaba feliz de la visita de Piquito. Nunca la hubiera esperado. Y Piquito estaba feliz de la acogida que López le había dispensado.

Subieron hablando de lo que les aguardaba la próxima temporada más que del logro que acababan de conseguir. Las mieles del éxito son así de efímeras… O tal vez sea que se disfrutan sobre la marcha… O que el disfrute estribe en saborear el paradigma que se abre ante uno desde la nueva posición adquirida.

» —To’l mundo entenderá que si me pretenden me tenga qu’ir.

Al salir del ascensor el anfitrión dirigió a Piquito a un despacho. Era el de Basáñez. López entró sin llamar…
—Basáñez, mire quién ha venido a saludarnos…

Basáñez dejó a un lado la pantalla de su ordenador y se levantó cortésmente. Saludó a Piquito con un formal estrechamiento de manos. No hablaron ni de fútbol ni del Rayo… Hablaron de la próxima temporada y de las impresiones que tenía Piquito, quien les trasladó que ya tenía muchas ganas de empezar a jugar.
—Pero antes tenemos un mes y medio de pretemporada…
—Eso es lo mejor… Volver con los amigos después de las vacaciones.

López y Basáñez se miraron. Aquél muchacho estaba destinado a ser su buque insignia, y querían que se sintiera a gusto bajo la disciplina del Rayo, pero tampoco podían participarle todo lo que aquellos dos monstruos de las finanzas tenían en mente.
—Bueno, Piquito, tenemos que reforzarnos para jugar en la segunda división. Y habrá que hacer descartes…
—Sí, eso le oí decir el otro día por la radio. Qu’había que fichar un crá.

Aquello no era lo que López había dicho por la radio. Era el rumor que se había extendido. El chico tenía grabado en la mente el rumor que anduvo de boca en boca y no lo dicho por López personalmente.
—Bueno, quizá haya que fichar más de un crack.
—Tenemos que subir a primera, señor López. Y tenemos que jugar mejor. Si vienen buenos jugadores también todos jugaremos mejor.
—¿Y si fueras tú uno de los descartes del Rayo para la próxima temporada? –preguntó maliciosamente Basáñez.
Pueh me jodería mucho, pero buscaría otro equipo. Lo que yo quiero es jugar en primera. Pero aquí en el Rayo estamos enchufaos pa’ hacerlo.

Ambos dirigentes volvieron a mirarse, esta vez más profundamente. Las palabras de Piquito sonaron a que si prescindían de sus servicios él estaba convencido de tener calidad para acabar siendo un jugador de primera. Pero igualmente podía entenderse que si el chaval tuviera ofertas de algún equipo de la primera división no dudaría en marcharse en busca de nuevos horizontes futbolísticos.

Fue López quien hizo la pregunta:
—Se cuenta por ahí que el Atlético de Madrid está tratando de contratar tus servicios.
Pueh no lo sé. Yo también lo he oío. Lo lleva to’ mi representante…

Iba a resultar que el chaval era más listo de lo que a primera vista parecía.
—¿Pero tú te quieres ir?
Yo’stoy mu’ a gusto en el Rayo. Y toavía soy joven. No me iría a ningún equipo grande pa’ chupar banquillo. Y pa’ jugar en el filial d’un grande ya’stoy en el Rayo mu’ a gusto. Lo q’hay q’hacer es subir a primera. Si no esta temporá’ a la otra. Usté fiche cras que yo meto goles. Y si no subimos, aluego ya veremos. To’l mundo entenderá que si me pretenden me tenga qu’ir.

Iba a resultar que el chaval era un lince. De lo que había dicho se deducía que le daba al Rayo dos temporadas para subir a primera… Quizá tres. Pero el chico tenía claro que lo suyo iba a ser jugar en primera. Iba a ser más complicado de lo que creían blindar su contrato.

(Continuará…)