—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

Reunión de la Ejecutiva (y 2)

(Lee la entrega anterior)

—Has estado magistral María. No sólo has anulado su ofensiva, sino que les has desarmado. Y luego les has atacado.
—Bueno, no exageres.
—Creo que la clave ha estado en quitar hierro al asunto y banalizar sus pretensiones –insistió Toni.
—Pero es que no había nada que reprocharme…
—Sí, Segis quedó mudo cuando le has recordado que fue él quien propuso que llevaras la concejalía de deportes junto con la de urbanismo.

» —¿Y qué parte de culpa tienes tú en la ausencia de ayuda al club? Después de todo eres la concejal de deportes.

—En realidad eso no fue así, pero como hubo consenso él no recordaba de quien surgió la propuesta.
—Yo sí, jaja –anunció Velasco–. Fuiste tú la que me dijo que lo dejara caer en aquella primera reunión tras las elecciones.
—Con la euforia de las elecciones ganadas nadie quiere romper la sintonía del grupo y se llegan a aceptar las propuestas más peregrinas –observó María.
—Aquella se sustanció en el nuevo complejo deportivo que se llevaba en el programa electoral –recordó Velasco.
—Proyecto del que nada sabemos a día de hoy –cortó el recalcitrante Alfonso.
—Ahora mismo, con el Rayo en segunda división, no creo que podamos embarcarnos en ese proyecto. El equipo va a necesitar un nuevo estadio o reformar el que tenemos desde los cimientos –precisó esta vez María.
—Y sobre todo si logra el ascenso a primera –elucubró ahora Toni.

Todos se le quedaron mirando.
—¿Y por qué no? Ahí están el Getafe y el Villarreal. Una buena gestión económica y deportiva puede hacerlo posible.
—El Rayo es la asignatura pendiente de Segis; nunca le ha dado importancia –era Velasco quien hablaba.
—Hasta ahora… Y me temo que vaya a ser el motivo de su derrota en las primarias… –rió Toni.
—Sí, ahora ya es tarde. La imagen de María en el palco, la ausencia de ayuda concreta al club durante su campaña en segunda B… No lo tiene fácil… Y menos si se ausenta en los momentos álgidos… –enumeró Velasco.
—Te echaron la culpa a ti, María, de su ausencia de Mospintoles durante el último partido –recordó Toni.
—Y tenían razón. Sólo que no podían probar nada. Segis aceptó mi propuesta de ir a la bienal hace más de un mes. Nadie le obligó.
—Pero tú sabías que este domingo sería el partido definitivo –medio preguntó Toni.
—¿Y cómo podría yo saberlo? El sorteo fue hace quince días en la federación… Lo que sí es cierto es que calculé que cabía la posibilidad que finalmente se dio. Ahí estaban los calendarios de la federación. Sólo faltaba saber si el Rayo jugaría el partido de vuelta en casa y esperar que ascendiera.
—¿Y si llega a jugar fuera? ¿Habrías ido con el equipo sin el consentimiento del partido? –insistió el aplaudidor Toni.
—Ya te he dicho que el partido somos nosotros… No sé qué hubiera hecho. Si hubieran ascendido jugando fuera no habría sido lo mismo. Pasara lo que pasara, para la recepción institucional del equipo Segis siempre hubiera estado aquí. Sencillamente jugamos y nos ha salido bien. Si las cosas hubieran sido de otra manera tampoco habríamos perdido nada. Pero la situación que importa es la que tenemos ahora. No tiene sentido perder el tiempo pensando en lo que no ha ocurrido.
—¿Y qué parte de culpa tienes tú en la ausencia de ayuda al club? Después de todo eres la concejal de deportes –había veces que parecía que Alfonso estaba más en el otro bando que con María.
—Me tengo que ir casa. Tengo un hijo que atender y un marido que cuidar –dijo María levantándose–. Alfonso, en serio, creo que eres un chico de una inteligencia especial. No me defraudes ahora haciéndome dos veces seguidas la misma pregunta. Hace un rato se han expuesto los motivos.