(Lee la entrega anterior) |
La caja blanca
López llegó al instituto antes que Basáñez y según lo convenido le telefoneó. Su factótum estaba allà también, aparcando el coche. López se movió en aquella dirección y estableció contacto visual con él. Se juntaron, y tras deliberar, decidieron que sólo les correspondÃa estar presentes, y llegado el momento ponerse al servicio de los padres de la vÃctima. En ese momento se les acercó el director técnico del Rayo, que les informó del nombre de la vÃctima con un escueto: “Miguelitoâ€.
—Joder… ¡Ese niño no…! –se le escapó a López.
—Alguno habÃa de ser, señor López –trató de simplificar el director técnico.
—Pero él… Era todo jovialidad… TenÃa por delante un futuro prometedor…
—Hubiéramos dicho lo mismo de cualquier otro niño –intervino Basáñez con estoicismo–. DeberÃamos cuidar nuestras expresiones, si me permite decirlo, López, no se fuera a interpretar que nos duele haber perdido la joya del Rayo.
- Escrito por Mirliton, publicado a las 13:25 h.
- Protagonistas: (ver la primera entrega)