—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

Como tumbas (y 5)

(Lee la entrega anterior)

—Pues si que es una forma particular de entender la amistad.
—Yo sé que nos aprecias a ambos. Eres buen amigo de la familia. Y sabes que nuestros hijos sufrirán con una separación.
—Es cierto… pero no entiendo porqué yo precisamente…
—Alguien ha de apagarme esta desazón que tengo. No te pido que sea algo asiduo, sino de vez en cuando. Yo no me iría a la cama con cualquiera, tú me atraes bastante, y me gustas. Y sé que yo a ti no te dejo indiferente. Te he visto mirarme por los espejos.
—Eso es cierto… No estás nada mal. Eres muy atractiva.
—Además, él sufriría mucho si le abandonara, y tú como buen amigo no debes consentir que sufra. No tienes más remedio que aceptar. De lo contrario acabaremos separándonos porque yo no aguanto más. Debo encontrar alguien que no vaya por ahí contando estas intimidades, y tú eres la persona ideal.
—Puede que sea cierto… ¿Y cómo quieres que empecemos? Lo nuestro no puede ser una transacción fría y calculada.

» —Lo mismo se ha ido a casa y arma un escándalo de los de no te menees.

—Y hasta aquí puedo leer, como decían en aquel concurso de la tele.
—¿¡Cómo!? ¿No vas a decirnos más?
—Es que no puedo –el cuentista se hizo de rogar.
—Venga, hombre, ninguno vamos a ir contando nada.
—Que no puedo porque no sé nada más.
—¿Pero no habías dicho que él te lo contó todo?
—Esto es todo lo que me ha contado –afirmó el hombre.
—Pero ¿se han acostado o no lo han hecho todavía?
—Es que él no lo sabe porque no pudo escuchar el final de la conversación. Don Octavio llegó en ese momento y yo le llamé aprisa para que no le pillara allí escondido y descalzo. Cuando las dos señoras me vieron llegar cambiaron de conversación. Él quedó hecho un flan, luego le entró una llantina y se metió en el almacén.
—¿Y don Octavio qué dijo? –apremió uno de los tertulianos.
—No sabe lo que había pasado. Ya os he dicho que él me lo contó todo cuando estuvimos a solas en el almacén. Para cuando se calmó un poco terminaba mi turno y me he ido.
—Lo mismo se ha ido a casa y arma un escándalo de los de no te menees.
—Luego se oyen casos de violencia doméstica que nadie sabe cómo explotaron tras años de convivencia pacífica.