—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

El chico de Santander (1)

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Lunes, 09:22 a.m.
Oficinas de Industrias López y Asociados
Mospintoles — Sur de Madrid

Cuando comenzó la reunión López tenía un semblante serio. Conocía el malestar que su comparecencia del último viernes ante los medios de comunicación había suscitado entre los miembros del Consejo de Dirección.

Lo cierto es que le traía sin cuidado cual era la opinión de aquellos carcas miembros del Consejo al respecto, pero tenía que aparentar malestar. López opinaba que los miembros del Consejo no estaban habituados a enterarse por la prensa ni de una nueva información que les atañera ni de que había dejado de ser secreto aquello que callaban. Y se trataba de que fueran habituándose. El mundo del fútbol profesional no era en este punto el mundo empresarial en el que hasta ahora se habían desenvuelto.

» López había expuesto que el mundo del fútbol era mucho más dinámico que el mundo empresarial […]

La comparecencia del viernes había sido discreta, y López la tildó, además, de forzada. Estaban allí los dos medios locales y los medios regionales pertenecientes a los grandes grupos mediáticos. Finalmente la noticia, más allá de Mospintoles, sólo había supuesto una reseña en las páginas deportivas de El Mundo. Poco importaba en esos momentos lo que un recién ascendido a segunda división hiciera.

El As y el Marca habían sido hábilmente evitados haciéndoles llegar la convocatoria minutos antes de la rueda de prensa. A la mañana siguiente, sábado, Basáñez había presentado sus excusas en persona amparándose en la inexperiencia de su gabinete de prensa en lides deportivas. Y los dos diarios deportivos habían quedado a disposición de Basáñez y del Rayo de Mospintoles, facilitándole algunos teléfonos y direcciones de correo electrónico.

Quedó claro que a la edición de Madrid de ambos diarios sí les interesaba todo lo que concernía al novato en la categoría, y Basáñez les había enlatado la información adjuntando alguna foto. Finalmente no habían tenido a bien publicarla, lo que fue del agrado de López.

Pero el Consejo de Dirección, con Pedregal a la cabeza, pretendía mantener el sistema anterior, donde todo lo que se cuece ha de pasar por las reuniones del órgano colegiado.

López había expuesto que el mundo del fútbol era mucho más dinámico que el mundo empresarial, y se ofreció a llamar personalmente a Pedregal para que en la próxima comparecencia improvisada estuviera a su lado.

Pedregal había bajado un tanto el tono de su queja, y López había podido explicar que trató de salir al paso de un rumor que estaba ya en todo Mospintoles, a pesar de que él les había rogado encarecidamente un mutismo absoluto.
—Señores, les pedí que guardaran silencio, y nada más llegar a mi domicilio procedente de Alemania el señor Basáñez me llama diciéndome que existía el rumor en la ciudad de que el Rayo haría un fichaje estratosférico y de que casi toda la actual plantilla saldría despedida, cosas ambas que no eran del todo ciertas. Supongo que ninguno de ustedes tendrá la gallardía de decirnos aquí que habló indebidamente de lo que no convenía –inquirió excluyéndose hábilmente de los inculpados.

(Continuará…)