—[una serie en la suburbe madrileña]—Crónicas (deportivas) de Mospintoles

El homenaje (1)

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Los antecedentes
Si el Rayo de Mospintoles acaparaba en estos momentos toda la atención deportiva de la pequeña ciudad ubicada en el sur de la capital de España, no se podía dejar de lado el hecho incontrovertible de que existían otros deportistas que seguían cosechando éxitos en sus respectivas parcelas.

Tampoco es que Mospintoles fuera tierra de grandes atletas. Dado el preocupante sedentarismo de que hace gala la población española, hubiera sido anormal una gran concentración de deportistas de elite en el pequeño municipio sureño de la Comunidad de Madrid. Pero algunos había.

» […] y de paso agarrar algo del fulgor de una estrella que se apagaba.

Uno de los más queridos era un baloncestista, mospintoleño de pura cepa, que se había abierto paso en los equipos profesionales españoles hasta llegar a la selección de la federación española.

Una vez allí, su buen hacer y su profesionalidad le hicieron ganarse un puesto de titular, viviendo el comienzo de la reciente época laureada de esa selección que culminó con el oro del Mundobasket 2006 y se extendió con el éxito en el Eurobasket 2009 y la plata de Pekín 2008.

(Por respeto y por prudencia me van a permitir que omita el nombre, aunque seguro que todos lo recordarían).

Quiso el destino que la mala fortuna en un lance del juego lo apartara de las canchas de alto nivel justo cuando comenzaba lo que podría ser el ocaso de su carrera deportiva, pero lo que dejó de ganar en dinero lo ganó en cariño de los aficionados, incluso de los pocos detractores que tuvo durante su carrera profesional.

Cuando alguien se crece ante la adversidad y sabe aceptar los reveses de la vida con resignación y elegancia, indefectiblemente sus semejantes se identifican con él. Fue en ese momento cuando nuestro hombre pasó del Olimpo de los campeones al de las leyendas, algo que está al alcance de muy pocas estrellas del deporte.

En Mospintoles, como hubiera pasado en cualquier rincón de nuestra vieja España, las pruebas de afecto se multiplicaron tanto en el mundo del deporte como en la sociedad en general. Se hicieron cenas, galas, homenajes… Durante esos meses este mospintoleño fue invitado a más recepciones de las que había acudido durante su vida deportiva, que no fueron pocas habida cuenta de sus éxitos… se lo rifaban.

Otro tanto ocurrió a nivel nacional: comenzando por la Federación Española de Baloncesto, continuando por el Consejo Superior de Deportes, incluso la Comunidad de Madrid, y acabando por la Casa Real, la imagen de nuestro vecino fue difundida por todas las cadenas y emisoras. Universidades y foros culturales, empresas mediáticas e industrias del deporte, patrocinadores… Una vez que se desencadenó la avalancha mediática nadie quiso perderse el placer de homenajear al baloncestista que se retiraba y de paso agarrar algo del fulgor de una estrella que se apagaba.

El ayuntamiento de Mospintoles no quiso quedarse atrás, y fue el alcalde quien llevó a la sede de su partido la propuesta de homenajear debidamente al héroe local.

La propuesta de Segis, el alcalde, era ambigua, como gustaba de hacer siempre, dejando que fueran los demás quienes se encargaran de los detalles. Si algo no salía como debía allí estaba Segis para recordar al impulsor final de la idea —previamente auspiciada por él— que la cosa se había torcido por su incapacidad. Si el resultado era halagüeño, Segismundo Álvarez Colón no dejaba de recordar a todos que la idea original había sido suya.

(Continuará…)